Beber
para creer que solo albergas
la
amargura de la cerveza
y
no retoña la primavera
Al
salir del bar
como
una sombra me arrastro
por
las calles mendigando
por
un pedazo del sol
las
farolas me calientan de soslayo
y
la luna se deshilvana
a
tus pies
Voy
a la pata coja saltando
de
ventana en ventana para pisar el cielo
marré
al lanzar y cayó
el
tejo a la alcantarilla
Hurgo
para recuperarlo
me
cuelo entre las rendijas
rebaño
entre mis huesos
por
si queda algo de tu carne
Me
desconcierta el rojo y el verde
de
los semáforos
a
mi que parpadeo en ámbar
Me
asustan los adarves
el
asomarme más allá de mis muros
me
atraganto con las chimeneas
que
exhalan bocanadas de desaliento
aborrezco
el guiñar macabro de los puentes
En
esta rayuela borre las líneas
mis
pasos se atropellan
pisoteo
corazones que bostezan
abandonados
en los felpudos
Una
hojarasca de esperanzas amarillas y marrones
se
arremolinan en el pecho
tratando
de remontar el vuelo
y
el caño languidece ...
En
el recodo donde te vi pasar
alzo
como los perros la pata
y
tu perfume en mis paredes hace eco
tropiezo
con los pliegues de tu falda
me
fruncen el ceño
y
yo me pierdo
Y
los pensares ya sabes como vencejos
ruedan
por el suelo en mi verde calavera
nos
robaron la fotosíntesis
y
trato de asfixiar la tristeza con los puños
el
roce de tu piel como una cerilla extraño
me
pregunto porque estrujé tu corazón
cuando
su vino es de lágrima
porque
no me estribe en tus pupilas
cuando
a medianoche maullaban,
debí
soplar tus manos de dientes de león
cuando
me abrazabas...
y
ahora que estoy abierto de par en par
¿tocarás
a mi puerta?
Autor: Miguel Hernández Pindado
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