martes, 18 de junio de 2013

Blitzkrieg















Respira el aire
estertores de balas,
risas de hienas macabras
que con sus fuertes mandíbulas
desgarran mi lomo.

Y allí yacidos inertes
en el barro junto al fusil
moldea los cuerpos
un dios que ha vuelto
a sentarse en el torno.

Desde la trinchera se ve
un frente de tanques
que se acercan atronadores,
elefantes de Aníbal.

Minas, morteros abren
fosas en las vísceras
de la tierra y nos tragan
vomitando sangre y humo.

Bajo ese humo se arrastra mi fusil.
Entre la alambrada de espinos,
a camaradas y a enemigos dispara
hasta que algo lo detiene.

Intenta zafarse pero
más se enreda.
Prenda a prenda me desgarra,
soy jirones,
bala a bala me vacía
soy casquillos.

Allí nos encontramos
yo y aquel pusilánime fusil
rehenes entre mis manos
que juguetearon por el filo
de la guadaña y al apretar el gatillo
se cortaron.


                        Autor: Miguel Hernández Pindado








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