lunes, 3 de junio de 2013

21 Gramos

















Pongo sobre la mesa
una tierra empozada
de lágrimas de alquitrán,
unos cirros negros de tormenta
que no descargan.
Trinchera de disparos cobardes
que se agazapan,
besos con métodos anticonceptivos,
posos de un vino añejo
enjaulados en copas,
y un abrazo de una venus
amputada y páginas de un libro
en braile para unas manos invidentes.
Pupilas de virgen mirada,
oasis seco,
ajedrez despiezado,
dosis sin venas,
melodía insostenible
sin bemoles.
Y así entonces
si no bebes tu vino,
si no lloras tus lágrimas,
si tus cielos no llueven,
si no inmolan tus balas.
Si no fecundan tus besos,
si no lees tus palabras,
si tus ojos no penetran,
si solo te sacian los espejismos
si tu alma no se ama...
Jamás nadie la amará
ni estará jamás enamorada

Autor: Miguel Hernández Pindado

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