Un abrazo, un abrazo, ¡un abrazo!
un abrazo, en tristeza te repites
un abrazo, le robé la vida, el abrazo
un abrazo, fue esa su mortaja, el abrazo.
Mas no encuentra una vida muerte más dulce
construido para con él, tu pecho, el cadalso.
Mamaba miedo,empero, ahora hiel fluye
y saciando la sed de culpa, sepulcro construyes.
La luz jugueteaba dibujando oscuras sombras
trepanan tus entrañas esos pueriles relámpagos
y aquella madera cediendo a pasos agigantados.
Hoy recuerdas la tormenta cuya lluvia fue su llanto.
Victima de la muerte, de la vida verdugo
verdugo de las lágrimas, del silencio víctima.
Florece la culpa y sus espinas, y va marchitando tu seno,
y se clavan mostrando en ti heridas,madre, Heautontimorúmenos.
Autor: Miguel Hernández Pindado
Autor: Miguel Hernández Pindado
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