L'origine du monde - Courbet
Moviéndonos por el mundo dando
volteretas,
filtrándose en nuestras papilas
toda la dulzura de la placenta,
¿Quién necesita llorar
para mamar de la teta?
Con los ojos cerrados
solo vemos nuestro corazón latir,
sin aire en los pulmones no respiramos
más allá
de la calma. Los huesos son blandos y
no se pueden partir
pues el vientre es un búnker que todo
lo resiste.
Quién pudiera volver allí donde no
nacer no significa morir.
Qué desanlace tan cruel, sin embargo,
el estar desenlazados del cordón umbilical,
frontera de este mundo en el cual solo
a los ángeles dedicamos una sonrisa.
Este mundo minado de lágrimas que
sudan nuestros poros
que sangran nuestras heridas, que
tragamos en la saliva.
Caímos al infierno expulsados de la
cima de aquel monte.
Rozamos allí el cielo.
Nosotros, frutos de ramas benditas.
Ah pero hace tanto ya que los postigos
se cerraron,
hace tanto que una y otra vez caemos,
que esta enfermedad
que insiste en golpearnos contra el
suelo es inmune...
Inmune tú, a todos nuestros
esfuerzos.Inmune solo tú, puta gravedad.
Autor: Miguel Hernández Pindado
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